Cada vez son más importantes los movimientos vegetarianos en el que se apuesta por un bienestar y una vida saludable, al igual que por un planeta sin matanzas de animales y mucho más verde, donde podamos vivir de la agricultura. Pero ¿la cultura vegana verdaderamente es buena?
Pero un mundo sostenible, puede ser también vegetariano, ya que el gasto que se hace del agua y la producción de gases de efecto invernadero para producir la gran cantidad de carne que se necesita para comer es desproporcionado.
.Aparte que la comida que se le da al ganado es brutal, se calcula que es 1/3 de la que consume todo el planeta. Se cree que como no se haga nada al respecto (y seguramente no se hará) se cree que la temperatura del planeta subirá hasta cinco grados en un solo siglo, por lo tanto se estima que el sur de Europa será un puro desierto, eso incluye a España. Estos datos son como para no concienciarnos.
Los recursos que mantiene el planeta para lograr comer carne son muy grandes. Si vamos a datos concretos, para producir un kilo de ternera se emiten 27 dilos de dióxido de carbono, se necesitan 15.400 litros de agua y 100 kilos de su proteína requieren 6.000 metros cuadrados de terreno. El mismo peso en lentejas requiere menos de un kilo de CO2, 5.854 litros de agua y 2.500 metros cuadrados de tierra.
Pero no se podría dejar de comer carne al instante, porque también dejaría un impacto verdaderamente brutal. Ya que 1.300 millones de personas en el mundo viven de la ganadería, de los cuales, 987 millones son pobres.
En muchos pueblos del litoral costero el 60 % de la población vive de la pesca y del marisqueo, con la ganadería, si dejamos de consumir carne quedarían arruinadas regiones enteras.
Aún y todo, es casi imposible que la población mundial dejaría de comer carne, es un hábito en muchas culturas, muchas casas y cocinas. Es complicado y además aunque se haría paulatinamente tardarían montones de décadas.
Un régimen vegetariano también puede ser saludable pero las proteínas vegetales no suelen tener todos los aminoácidos esenciales para el ser humano y es necesario combinar distintas fuentes como las legumbres y cereales para poder obtenerlas.
Si nos convirtiéramos en vegetarianos y no comiéramos nada de carne, esto provocaría que se reducirían las emisiones de carbono relacionadas con la agricultura en un 17 %, las de metano en un 24 % y las de óxido nitroso en un 21 % en 2050.
No hay que irse a un escenario tan radical para encontrar sustanciales mejoras en la sostenibilidad del planeta. Para luchar contra la contaminación manteniendo el consumo animal hay dos propuestas principales. Una es potenciar la ganadería extensiva en detrimento de la intensiva y otra mejorar la eficiencia de esta última.
Un mundo vegano reduciría mucho las emisiones de carbono y podría ayudar al no recalentamiento de la tierra. Pero 1.300 millones de personas en el mundo viven de la ganadería. Y la mayoría son pobres.
En España corremos el peligro que si la temperatura sube dos grados, muchos cultivos desaparecerían. Otros defienden que un mundo vegano no sería la solución, pero sí si nos alimentaríamos de sus derivados, de los huevos y la leche.
Uno de los argumentos contrarios a la ganadería intensiva es la gran necesidad de recursos alimentarios de los animales, ya que se usan piensos descompuestos del Tercer Mundo que destruyen ecosistemas, usan fuertes pesticidas y contaminan suelos y aguas.
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