Problemas de drenaje en el jardín. Con el advenimiento del buen clima y las temperaturas más elevadas, ya asentada la primavera, comienza una mayor frecuencia de riego en nuestro jardín y con ella, si no estamos preparados pueden presentarse inconvenientes vinculados al drenaje.
Todo depende de tu jardín, del suelo del que esté compuesto, de las pendientes naturales o diseñadas, de la pavimentación elegida si la hubiere y de la densidad de plantas en el mismo.
El agua estancada en tu patio no es sólo un inconveniente, sino que puede matar a tu césped y a otras plantas, arruinando por completo el paisaje. Además de ser una monstruosidad y una molestia general, el agua estancada puede ser también un peligro para la salud, especialmente por los mosquitos y las otras plagas que prefieren esos ambientes húmedos.
Si tienes un problema con un mal drenaje en tu patio, ten en cuenta que se puede corregir fácilmente con un poco de trabajo, algunas herramientas simples y siguiendo paso a paso la guía que compartiremos en un próximo post.
Hoy comparto la lista de herramientas e instrumentos para que los vayas reuniendo:
Herramientas:
Pala
Azadón
Nivel del agua
Materiales:
Balde
Parrilla de drenaje
Tubo corrugado (cantidad necesaria, depende del metraje de tu patio y de la circunstancia de tu patio)
Precauciones a tomar antes de empezar:
Asesórate de las reglamentaciones de drenaje que existen en tu zona acerca de este tema; en muchas zonas no se puede -por ejemplo- desviar el agua hacia tu calle y desde luego nunca a terrenos linderos para pasarle el problema a tus vecinos.
Ni hablemos de los drenajes hacia arroyos o cursos de agua naturales: existen municipios con reglas muy estrictas al respecto, por lo que es importante no cometer errores que costarán pérdidas en tiempo y dinero, además de someterte al riesgo de multas totalmente innecesarias.
Uno de los primeros pasos clave es determinar las ubicaciones de la cuenca y su salida. Localiza la cuenca en el punto más bajo en el área a ser drenada, a continuación busca la salida en un área que sea capaz de manejar el agua añadida. La salida debe ser por lo menos 1 1/8 “por debajo de la cuenca por cada 60 cm ‘de distancia entre la cuenca y la salida.
Lo siguiente, será instalar el sistema de drenaje. Habrás de pensar en las tuberías adecuadamente colocadas y todas ellas vertiendo a una rejilla que oficiará de primer desagüe.
Ten en cuenta que cada zanja que realices y toda tubería que se integre al sistema, deberá quedar instalada en la pendiente adecuada para dirigir los flujos de agua exactamente a dónde queremos. Si utilizas tuberías corrugadas vigila especialmente el cuidado de mantener plano el fondo de la zanja para evitar puntos altos en el tubo corrugado que puedan obstaculizar el flujo de agua.
Una vez que tengas todo el sistema conectado, no dudes en realizar pruebas. No esperes bajo ningún concepto a la primera lluvia para “comprobar” que algo no haya quedado bien. Las pruebas te permitirán detectar fallos y controlar ajustes.
Una vez que el test resulte satisfactorio y todo quede a tu gusto, recién allí puedes proceder a tapar todo con tierra nuevamente (en los casos y sectores que corresponda). Quedará mucho más prolijo y en condiciones óptimas.
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