Si quiere un jardín que luzca atractivo, pero no cuenta con la ayuda de un buen jardinero que se haga cargo de la mantención diaria o no dispone de mucho tiempo para dedicar a esas labores, entonces necesitará planificar su diseño cuidadosamente, escogiendo especies y combinaciones que requieran poca atención y aporten colorido y textura en cada temporada.
La baja mantención puede ser entendida como una leve demanda de agua y también pocas labores de jardineo. Muchas personas sin duda disfrutan esta actividad, asumiéndola como un hobby para la relajación o incluso como ejercicio. Pero una gran mayoría está inserta en los afanes y ajetreos de la vida moderna, sin tiempo de sobra para calzar los guantes de jardinero o siquiera tomar la manguera y regar. Menos aún durante toda esa parte del año, en que se regresa a casa siendo ya de noche.
Bajo mantenimiento, sustentabilidad y plantas nativas son criterios cada vez más tenidos en cuenta a la hora de planificar un jardín, ya sea público o privado. No obstante hasta hoy la costumbre más extendida es crear verdaderos ecosistemas formados por plantas ajenas al entorno, teniendo que adaptar artificialmente las condiciones ambientales para que se desarrollen óptimamente.
Pero, con o sin tiempo, con o sin presupuesto, puede que usted necesite o quiera disfrutar, al máximo posible y con la menor inversión, de un lugarcito verde donde diluir un poco el estrés y admirar la naturaleza. Aquí van algunos aspectos que vale la pena tener en consideración.
Minimizando el aporte de agua en un jardín de bajo mantenimiento
Aparte de las razones mencionadas, en la jardinería y el paisajismo modernos se está abriendo paso una tendencia que busca disminuir el impacto de las actividades humanas sobre recursos tan valiosos como el agua. En algunas ciudades de Chile las municipalidades incluso se preocupan de aclarar que los jardines son regados con aguas inservibles para otro uso que no sea éste.
En países como Estados Unidos y España, está de moda la denominada Xerojardinería, una disciplina que busca el equilibrio entre el uso eficiente del agua y el valor ornamental de las plantas que se seleccionan. Esta disciplina instala un nuevo referente para climas precisamente como el de la región norte y central de Chile, y permite aspirar a tener jardines bonitos, incluso exuberantes, sin necesidad de despilfarrar recursos.
Es preciso considerar que la resistencia a la sequía no depende sólo de la herencia genética de las especies, pues en esto hay algo también de «aprendizaje». Si una planta está habituada al riego abundante, sin duda se resentirá de un cambio brusco. Sin embargo, puede que se acostumbre a una gradual disminución de la cantidad de agua que recibe.
Por otra parte, es más adecuado regar espaciadamente y en abundancia, antes que frecuentemente y en pequeñas dosis. El mejor momento de hacerlo siempre será en la mañana.
Entre las especies capaces de sobrevivir en zonas calurosas y con poca agua están los cactus, geranios, laureles de flor enanos, lantanas y algunas gramíneas.
Medidas adicionales en jardines de bajo mantenimiento
Pero los aspectos a tener en cuenta al escoger un jardín de bajo mantenimiento no se limitan sólo a escoger determinadas especies. Hay otras medidas previas antes de permitirnos una mayor relajación.
Es necesario tener en cuenta que el sol en exceso, sólo o más aún combinado con el viento, pueden deshidratar a las plantas. Y que por supuesto demandarán más agua. Una buena forma de protegerlas es situándolas bajo árboles, pérgolas, especies trepadoras bien instaladas u otros elementos que actúen como techos o biombos. Eso sí, hay que tener en cuenta los requerimientos de luz de cada especie para que el remedio no sea peor que el mal.
Minimizando los cuidados en los jardines de bajo mantenimiento
A la hora de planificar un jardín de bajo mantenimiento, es esencial escoger las especies que se adapten a este concepto.
Especies perennes. Las herbáceas perennes son una buena opción. Permiten crear manchones de color en ciertas zonas del jardín sólo plantándolas y esperando a que florezcan temporada tras temporada, con mínimos cuidados. Entre las plantas de este tipo están las lavandas, verónicas (hebe speciosa), margaritas, agapantos, ericas, coreopsis, eueops, hipéricos, gazanias, cardenales.
Especies anuales. Las anuales, por el contrario, poseen un ciclo de vida muy corto y requieren acondicionamiento del suelo y reposiciones periódicas. Pero si quiere contar con el llamativo colorido que aportan, plántelas en macetas o asígneles un área específica en el jardín, rodeándola con otras plantas que puedan ocultarlas cuando decaiga su esplendor.
Especies nativas. Las nuestras requerirán por lo general poco mantenimiento, siempre y cuando provengan de la misma zona del país donde está ubicada la casa con su jardín. No hay que olvidar que Chile posee una gran diversidad de climas a lo largo de su geografía. La mayoría de las plantas que crecen naturalmente en el sur, no podrían darse por ejemplo en el norte, o la zona central, y viceversa.
Especies de hoja perenne. Se les agradece sobre todo que su follaje no cae inundando el suelo de hojas durante el otoño. Ello implica menos esfuerzo de mantenimiento. Adicionalmente, mantienen el aspecto de vitalidad que aporta la hoja siempre verde.
Bulbosas de clima mediterráneo. Estas especies, aparte de sus pocas exigencias, entregan el plus de una floración espectacular. Contrario a lo que pueda decirse sobre su demanda de fertilizante, pueden sobrevivir y florecer sin que éste les sea imprescindible. Sólo dependen de las lluvias de otoño e invierno y uno que otro riego intercalado mientras tengan hojas. Para que no se vean espacios desprovistos de vegetación durante el tiempo que no crecen, se recomienda colocarlos en esquinas o rincones limitados, formando «líneas» o pequeños manchones, o también intercalados entre grupos de cactáceas.
Gramíneas: En los jardines públicos -en menor medida en los privados-, se están introduciendo una variedad cada vez mayor de plantas gramíneas, que pese a no poseer flores muy conspicuas, pueden ofrecer una apariencia de orden y limpieza al jardín.
Los cactus. Reinan en medio de la sequía, sin que por ello escatimen su siempre asombrosa floración. En el mercado existe una gran oferta de estas plantas.
Especies de bajo mantenimiento
No se trata de escoger especies que resistan a costa de verse mal. Sino de tener aquellas cuyo aspecto no se verá afectado por una eventual irregularidad en su cuidado.
Entre las diferentes agrupaciones de plantas, son los árboles los que sin duda requieren menos esfuerzo, sobre todo una vez que están bien establecidos. El mejor ejemplo quizás sea el pimiento, un árbol propio de las zonas desérticas de Sudamérica. O el ombú, de forma muy atractiva y gran resistencia a la sequía, aunque en su etapa juvenil requiere ciertos cuidados como cualquier otra especie del jardín. Pero madura con rapidez.
Árboles y arbustos nativos. Arrayán, boldo, patagua, peumo, quillay, roble de Santiago, escalonia, plumbago chileno.
Arboles y arbustos exógenos. Acacia, alcornoque, arce, boj, espino, eucaliptos, fresno, granado, higuera, madroño, mirto, lantana, lavanda, palmera canaria, plátano oriental, plumbago, yuca, laurel de flor enano.
Herbáceas chilenas. En este grupo cabe destacar el geum, el relbun, la vara de mármol, las verbenas nativas, la calceolaria.
Herbáceas exógenas. Celosía, cineraria, clavel, clavelina, dedal de oro, doca, espuela de galán, hipérico, malva, margaritas, salvia, verbenas, vinca, violeta.
Trepadoras: Buganvilia, clarín, clematis, hiedra, madreselva, tunbergia alata, lonicera. Entre las chilenas se destaca la Passiflora pinnatistipula, el cogüil, el michay, los soldadillos, etc.
Bulbosas de clima mediterráneo. Están entre las especies más conocidas a nivel comercial: Narcisos, juncos, jacintos, muscaris, sparaxis, fresias, Iris hollandica, ornithogalum, anémonas, scillas, azucenas rosadas.
Bulbosas chilenas: La región mediterránea de Chile es rica en bulbos nativos, pero se usan muy marginalmente hasta ahora. Excepciones son el huilmo amarillo, el trique y el calle calle. Están entre las pocas bulbosas nativas usados en jardinería y que, adicionalmente, no pierden la hoja. La planta acostumbra a recibir sólo el agua de las lluvias en la naturaleza. En verano, con unos pocos riegos al mes, se mantendrán vitales sin desmejorar significativamente su aspecto.
Gramíneas: Cola de zorro, juncus, pennisetum, quilene, stipa.
Cactus. Aquí no se especifica qué especies, pues el puro aspecto las identifica y es suficiente para utilizarlas, sin dudarlo, en un jardín de bajo mantenimiento.
El césped
Sin duda que un buen césped demanda tiempo, esfuerzo y bastante agua. En el caso de un jardín pequeño y de bajo mantenimiento es conveniente analizar la posibilidad de reemplazarlo -total o parcialmente- por materiales secos como gravilla, maicillo, ladrillo molido, piedras, etc.
Si el área es mayor o si insiste en poner césped, una opción de poco cuidado es el Kikuyo o una mezcla de Rye grass de invierno y Bermuda. Resiste el pisoteo, pero requiere sol todo el día.
También puede reemplazarlo por algún cubresuelos, como la ajuga, el hipérico o el polygonum.
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