Desde la época de los romanos el hombre se ha preocupado de atrapar los perfumes del jardín: celosías, muros, fuentes, ubicación y orientación, todo se dispone para acoger un oasis de aromas. En este tipo de jardín los aromas lo inundan todo, despertando sensaciones y evocando recuerdos gracias a la mezcla de exquisitos perfumes naturales, que deleitan la reunión en la terraza o la siesta en el jardín.
¿Cómo se arma un jardín de aromas?
En ellos el diseño no tiene tanta importancia como las especies escogidas, la forma en que se combinan, su ubicación y temporalidad. Dicho de otro modo, cualquier estilo de jardín puede convertirse en una deliciosa fiesta de aromas.
Como regla general, se usan plantas «siempre verdes», resistentes a climatologías adversas con altas temperaturas o heladas, escasas precipitaciones o tiempos de sequía.
Las fragancias deben potenciarse, sin saturar ni competir: ahí está el gran desafío; también, en lograr aromas para cada época y hora, lo que necesariamente pasa por conocer de fragancias, plantas y sus características. Si no es su caso, investigue o pida asesoría, y elija cuando las plantas estén en plena temporada. Se evitará sorpresas.
La mayoría de los aromas son más fuertes en las horas de calor, aunque hay otros que prefieren las primeras horas de la mañana, estimulados por el rocío y los tibios rayos del sol.
Organice la disposición de los aromas: por ejemplo, puede seguir un recorrido junto a los muros de la casa, especialmente cerca de las ventanas de zonas comunes, como el estar familiar y el living; junto al marco o bajo las ventanas de la cocina, privilegie hierbas comestibles, como el romero o menta.
No conviene poner especies de aromas muy fuertes cerca de la casa: por ejemplo, un exceso de olivos de Bohemia o nardos puede hacerse desagradablemente penetrante; en cambio, un dafne junto a una ventana o rosas blancas cerca de la terraza pueden crear rincones exquisitos.
Para ir a la segura, desarrolle sectores: uno para aromas dulces, otro para ácidos, ojalá separados por especies neutras. Esto le permitirá apreciar mejor cada cual; lo no quiere decir que los olores no deban mezclarse, sólo que hay que planificarlo.
Como norma, las especies de aromas suaves pueden potenciarse si van en grupos; por el contrario, es mejor aislar las más penetrantes, para no cansar; los aromas levemente dulces combinan con aquellos algo ácidos, siempre y cuando ninguno sea más potente que el otro; jamás combine aromas penetrantes.
Las flores y sus aromas
Nada como pasar por una pérgola de olorosos jazmines o por un asoleado camino flanqueado de lavandas… la elección dependerá de las características de la planta y, por supuesto, del gusto personal.
Afortunadamente, la naturaleza es generosa: hay mucho para elegir.
Aromas ácidos: en general, los cítricos, como naranjos, mandarinos y limoneros, (más dulces cuando están en flor); en árboles grandes destacan el magnolio grandiflora y el eucaliptus; en arbustos trepadores, el sauco; en arbustos pequeños, el exquisito y delicado dafne.
Aromas agridulces: aquí destacan las especies comestibles, como la menta, el romero y la salvia. También, algunas rosas trepadoras, la madreselva y el pitosporo.
Aromas dulces fuertes: olivo de Bohemia (árbol), jazmín polianta (de flores rosadas), heliotropo (arbusto trepador de flor color lila, con forma perecida a la lantana), Ilan-Ilan (arbusto trepador de hojas pequeñas y pequeños racimos de flores blancas) y la lavanda.
Aromas dulces suaves: son la mayoría. En árboles, el aromo amarillo; en bulbos, los jacintos, narcisos, fresias y amarilis rosada; las rosas de colores vivos y las variedades Papa Meilland y Fragant Cloud; la flor de la pluma, el mirto, el jazmín de hélice, de España y de Jujuy; el diamelo (a cuyas flores de tres colores, del lila al celeste, les gusta también la semisombra).
También existen algunos raros tipos de cactus, como el llamado Don Diego de la Noche, cuyas flores abren sólo con la luna, de exótico perfume.
Hierbas de cocina: la huerta de hierbas comestibles también forma parte del Jardín de Aromas. Su jardín se inundará con los perfumes de la hierba buena, ruda, salvia, romero, cedrón, albahaca, tomillo, orégano, ciboulette o menta.
Ojo con: el pequeño bulbo Ipheon, cuya flor blanca de visos grises expele un desagradable aroma a cebolla; las pequeñas calas rosadas, de pesada y dulzona fragancia si les da el sol; o la santolina, pequeño arbusto de hojas grisáseas y flores amarillas, que se concentra hasta parecer comino o pimienta.
¿Cuál es el mejor lugar?
Cualquier espacio con buena luz puede convertirse en un jardín de aromas, especialmente las cercanías de una terraza.
Las especies perfumadas son perfectas cuando el espacio es poco: recuerde que, en general, los aromas van asociados a la floración, por lo tanto gozará de olores y también colores.
La terraza y los accesorios decorativos
Como el jardín de aromas no sigue ningún estilo en particular, cualquier diseño y material de muebles sirve.
Claro que para dar un ambiente romántico –como los de las novelas que hablan de heliotropos y azahares-, nada como escaños, pérgolas, arcos y treillages, que permiten guiar a aquellas trepadoras perfumadas «elevando» sus aromas.
Tenga en cuenta su jardín de olores
Como sucede con los perfumes, el gusto por ciertos aromas florales es personal. Y al igual que cuando se elige un nuevo perfume, hay que poner el olfato en alerta y esperar las reacciones que despiertan las diferentes notas de una fragancia. Hay algunas que cambian durante el día y otras que terminan por cansar.
La mejor manera de «catar» y elegir las especies destinadas a perfumar el jardín es cuando están en todo su esplendor, por lo general en primavera y verano, y en las horas de más sol y calor, cuando los aromas alcanzan más intensidad.
Algunas perfumadas ideas para tu jardín de plantas olorosas
Aproveche los aromas de sus hierbas: hojas trituradas de hierba buena y menta, al igual que las cáscaras de limón, sirven para perfumar la cocina, especialmente mientras se preparan alimentos.
No olvide secar a la sombra ramas de lavanda y hojas de rosas, que le servirán para aromatizar su clóset.
Elabore una colonia casera con hojas de rosas maceradas varios días en alcohol diluido en agua.
Recuerde que algunas flores cortadas debilitan su fragancia, como las ramas de madreselva o las de poliantum. Otras la concentran, como las rosas, la amarilis rosada y las fresias.
Consejos para el jardín de Olores
Ponga pétalos de colores en pequeños platos de vidrio con agua.
Corte largas ramillas de menta o jazmín florecido y sumérjalas en un florero con agua, muy de moda.
Para la noche, combine velas flotantes con hojas y flores aromáticas.
Haga pequeñas coronas de jazmín o romero y póngalas alrededor de una vela: al tomar calor desprenderán su olor.
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