Un terreno mal drenado, se puede mejorar instalando un sistema de tuberías o de zanjas de drenaje.
Este método es apto para terrenos con drenaje escaso, donde la capa superficial no resulta fácil de romper con herramientas para excavar tradicionales.
Por el tiempo y la dificultad que acarrearía su ejecución y los altos costos que implicaría, no se recomienda utilizar sistemas de ese tipo en terrenos extremadamente duros, con rocas impermeables cercanas a la superficie o con afloramiento de agua.
La instalación debe empezar dibujando sobre el terreno, con cal o yeso, las líneas por donde irán las tuberías.
La disposición clásica es en «espina de pescado», donde hay un tubo central principal al que se conectan los ramales.
Las cañerías laterales deben unirse a la principal en ángulo de 60°, dejándolas separadas 2 a 3 metros entre sí.
También se pueden disponer los tubos de manera que los ramales desemboquen en un tubo principal lateral.
Se cavan zanjas de unos 50 cm. de profundidad y 40 cm. de anchura. Es fundamental que exista una pequeña pendiente en la zanja hacia donde correrá el agua.
Se coloca en el fondo de las zanjas una capa de grava de 8 a 10 cm. de espesor.
Sobre la capa de grava se ponen los tubos especiales para drenaje. Estos deben ser corrugados, con múltiples agujeritos.
¿Cual puede ser otra alternativa en nuestro jardín?
Otra alternativa es utilizar tubos de PVC perforados y rellenos con piedrecillas o arena.
Para abaratar costos puede también utilizar tubos que estén rajados o con roturas.
Finalmente, se coloca sobre los tubos una nueva capa de grava de 20 a 25 cm. de espesor y se extiende sobre ella una tela geotextil, la que hará de filtro, dejando pasar el agua y evitando que pase tierra.
Se completa con una capa de tierra mezclada con arena, de 25 a 30 cm de espesor.
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