La primera vez que escuché descarboxilación me sonó a algo raro, y la verdad que no es un proceso muy conocido, pero que pasa y tiene mucha importancia y bastante conocido en la industria de la marihuana.
La descarboxilación es el proceso en el que el THCA se convierte en THC. Parece muy fácil así explicado, y parece que todos lo podemos hacer. El THC es el cannabinoide que más efectos psicoactivos podemos encontrar en la planta de marihuana. En esta descarboxilación que al final lo que nos interesa no es que pierda agua y libere dióxido de carbono la planta, sino que la hacemos más potente psicoactivamente.
Cuando fumamos marihuana la descarboxilación se produce de manera directa debido al calor que se le aplica. Hay dos los factores que han de tenerse en cuenta en la descarboxilación: temperatura y tiempo que vamos a dedicar. Aunque cuanto mayor sea la temperatura menos tiempo deberemos invertir, a menor temperatura más baja será la pérdida de terpenos, encargados de dotar a la planta del aroma que la caracteriza, depende de lo que queramos.
Se recomienda realizar este proceso de descarboxilación en un horno a una temperatura que ronde los 100-120 ºC, durante 30 minutos o una hora. Sin embargo, todo depende del consumo y efectos que se esperan obtener. Si dejamos pasar mucho tiempo, el contacto con el aire hará que el THCA se convierta en CBNA. Esto provoca que la marihuana cuente con menos THC y más CBD, por lo que las propiedades terapéuticas serán mayores que los efectos psicoactivos.
Por lo tanto la descarboxilación es el proceso de calentar marihuana para activar su THC, CBD y otros cannabinoides. Por eso se fuma la marihuana, o se vaporiza o cocina, antes de que entre en el cuerpo para que se produzca la descarboxilación.
El proceso de descarboxilación puede darse en cierta medida de forma natural con calor y tiempo, a menudo como un proceso de secado de la marihuana, o por almacenarse demasiado tiempo. Pero esta descarboxilación natural no es tan eficaz ni potente como la intervención humana, es decir, fumar, vaporizar o cocinar. Cuando esto ocurre, se elimina el CO2 de los ácidos, que se convierten en los cannabinoides.
Hay que tener mucho cuidado con la descarboxilación, ya que cuando la descarboxilación alcanza su 70%, el THC comienza a degradarse en CBN, así que dependiendo de lo que quieras hacer la marihuana, necesitarás distintas temperaturas y tiempo, dependiendo de lo que se quiera obtener.
Si la marihuana se vaporiza o fuma, es una cuestión indiscutible, ya que la descarboxilación ocurre de forma instantánea, y el único problema (con la vaporización) es acertar con la temperatura para que no se destruyan los cannabinoides. La decarboxilación manual de la marihuana es para los que quieren cocinar con él, o hacer ciertos extractos y aceites.
Lo aconsejable sería descarboxilar la marihuana a unos 106-120 grados centígrados durante 30-60 minutos. También se puede empezar por calentar la marihuana a unos 96 grados centígrados durante 15-20 minutos. Con esto se debería secar todo resto de humedad, haciendo que sea seguro pasar a temperaturas más altas.
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