Las Gloxinias pertenecen a la familia de las Gesneriáceas; y después de la Violeta africana, el segundo lugar en número lo ocupan las Gloxinias, cuyo nombre botánico es Sinningia Speciosa.
Con sus largas hojas aterciopeladas de color verde oscuro y sus grandes flores acampanadas, constituyen en conjunto una planta de lo más flamante.
También es una de las más fáciles de cuidar de todas las que florecen en verano, y -sin duda- de las que aporta más bello colorido.
Sus flores -tal como ves en la imagen- pueden ser violeta, púrpura, escarlata, carmesí, rosas o blancas, con muchas flores bicolores.
Estas plantas son fáciles de hacer brotar desde semillas, sembradas en poca cantidad a una temperatura primaveral, y trasplantadas gradualmente a macetas algo mayores a medida que las van llenando con raíces.
Es fundamental emplear una mezcla de tierra despejada, tipo turboso.
Con el tiempo forman tubérculos que pueden conservarse de un año para otro dejando secar las plantas, una vez que han perdido su atractivo. Guarda los tubérculos en condiciones cálidas y secas, y ponlos a crecer en primavera enterrándolos hasta la mitad en turba húmeda y en un lugar cálido.
Trasplántalos luego a una mezcla más compacta cuando hayan desarrollado varias hojas nuevas. Estas plantas también se pueden incrementar añadiendo esquejes foliares de plantas sanas.
Como todas las Gesneriáceas necesitan calor, sombra y humedad para crecer. El truco está en establecer un equilibrio feliz.
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